En un artículo de Narciso Fernández Serrano, «Don Juan del Castillo, obispo de Cuba y abad de Cabañas. Sus actuaciones en Roturas», (Revista de Estudios Extremeños, 1977, nº 3), se hace referencia a una lista de abades que dejó escrita D. Tiburcio García de Paredes, sacerdote en Roturas desde 1896 hasta 1910. Ésta empieza en 1580 con el «Ilmo. Sr. Fenando de Monroy y Ayala» y termina con el último abad de Cabañas, Juan Rafael Núñez, muerto en 1848.
Los abades que aparecen son:
1. Ilmo. Sr. D. Fernando de Monroy y Ayala.
2. Maestro D. Juan Castillo.
3. Dr. D. Nicolás Palacios.
4. Dr. Don Gerónimo Angulo Maldonado.
5. D. Alfonso Varona Zorrilla.
6. Dr. D. Pedro de Ayapetita.
7. Lic. D. Alonso Ortiz de Zárate. Fue capellán de honor del rey y visitador general del obispado de Plasencia.
8. Dr. D. Juan Ortuño de Teruel.
9. Dr. D. Marcos López de Arrellano.
10. Maestro Francisco de Lastra.
11. Ilmo. Sr. Alvaro Rodríguez de Carvajal.
12 Dr. D. Miguel Ruiz de Agüero.
13. D. Diego Álvarez de Toledo y Pacheco.
14. Dr. D. Diego Gamir Chirino y Castro Cabrera.
15. D. Francisco Delgado Barrientos.
16. D. Juan Requena y Valvuena.
17. D. Pablo Sánchez Chico y Carrasco. Fue consultor del Santo Oficio.
18. D. Juan Ruiz.
19. D. José Antonio Mejides Mazón y Mazón.
20. Dr. D. Santiago Vivas y Muñoz.
21. Dr. D. Alonso Gómez Valadés.
22. D. Miguel Bravo de Bugarín.
23. D. Gabriel Pulido Carvajal. Elegido diputado suplente en las elecciones a Cortes Generales de 1810
24. D. Juan Rafael Núñez.
También Ignacio Plaza Rodríguez en «La Abadía de Cabañas » (XIX Coloquios Históricos de Extremadura-1990) nos dice que Felipe II (reinó desde 1556 hasta su muerte en 1598) concedió a un sacerdote de la familia de los Álvarez de Toledo la Abadía de Cabañas con 2000 ducados de renta anual. Sin embargo éste renunció por considerar excesiva la renta.
Fernando de Monroy, primero de la lisita, era hijo de Francisco de Monroy, primer conde de Deleitosa, y fue fundador del convento de Santa Ana de Belvís, a quien dejó como único heredero.
Sin embargo, no debió ser Fenando de Monroy el 1er. abad de Cabañas.
En 1388 el rey Juan I encarga a uno de sus capellanes, Sancho Martínez, Abad de Cabañas, el proyecto para la fundación de un convento de benedictinos reformados (San Benito el Real) en el viejo alcázar de Valladolid.
En 1478 se da «facultad a Pedro Martínez de Santa Gadea, abad de Cabañas, para permutar su abadía, que es de Patronato Real, por ciertos préstamos y beneficios del doctor Juan López, deán de Segovia-Reina».
En 1519 «Diego de Toledo, abad de Cabañas, dona la legítima que le pertenece a sus hermanos», y en 1524 otorga «unas cartas de pago a favor de su hermano Francisco Álvarez de Toledo, Conde de Oropesa.» En 1558 todavía era abad de Cabañas y se encuentra en el lecho de muerte de Carlos V (William Stirling: The Cloister Life of Charles the Fifth)
Hacia 1563 vive un tal Sancho de Castilla, descendiente del rey Pedro I el Cruel y abad de Cabañas, capellán del Rey ( entonces Felipe II) y caballero de la Orden de Santiago.
Estas últimas tres abadías deben ser la «nuestra», pues es de patronato real y no he encontrado otra con el mismo nombre. Alfonso X al vendérsela a Trujillo, lo hizo bajo la condición que «el patronazgo de las iglesias siga siendo real». Y Enrique III cuando la dona a García Álvarez de Toledo dice que «tenemos por bien que ninguna ni alguna destas cosas non podades fazer con ome de horden nin de religion ……E otrosi retenomos para nos alcavalas e terçias e moneda forera quando nos la dieren los de nuestros reynos»
El segundo abad de Cabañas, ahora según la lista de D. Tiburcio García fue Juan del Castillo, que antes había sido obispo de Cuba.
Juan del Castillo nace en La Orden, un pequeño pueblo en el valle de Tobalina, Burgos. Se graduó en Teología en la Universidad de Sigüenza y tambien fue maestro en Artes. Tomó el hábito sacerdotal el 2 de diciembre de 1557. También fue doctor en Teología y colegial del Colegio Mayor de San Bartolomé en Salamanca.
Presentado por el Rey Felipe II, fue elegido obispo de Cuba por el Papa Pío IV en 1564. Fue ordenado obispo en España en 1567. En una real cédula del 10 de noviembre de 1584 se dice a los oficiales de la Casa de la Contratación que entreguen al maestro Castillo 400 ducados para que pueda ir a su obispado. Otra real cédula de la misma fecha le informa a él que se le ha concedido esta cantidad. Por fin debió irse a su diócesis de Cuba en 1569. Aparece como pasajero a Indias el 20 de Febrero de 1569.
Tenía 1500 maravedíes de salario, y si los diezmos de aquella diócesis no alcanzaban aquella cantidad, se le completaba a cargo de las cajas reales.
Entre 1569 y 1570 hizo un penoso viaje por las tierras de su obispado. Esta visita permite hoy día conocer la población indígena de la época y la arquitectura de la isla.
En una carta de 1570 al papa habla del mal vivir de la gente de la isla, de cómo hay muchos hombres casados dos y tres veces estando la mujer viva, de que no se le guarda ningún respeto y las «justicias seculares» no le apoyan. Dice que todos, blancos y negros levantan muchas calumnias contra él y su vida peligra allí. Piensa que allí será el Santo Oficio más necesario que en ninguna otra parte de las Indias.
En 1578 renuncia a su obispado por falta de salud. En 1579 solicita al rey dinero para volver a España, pues dice no tener con qué venir, por ser aquellas tierras tan pobres. Se le concede esta «merced» y regresa a España en 1580.
En 1583 aparece como «teniente de vicario» en la parroquia de Santa Olaya en Mérida. Y después, en septiembre de ese año, como obispo auxiliar de Plasencia. Confirmó, de Septiembre a Diciembre, en Roturas (el 3 de noviembre, a 76 personas, no siendo todavía abad), Plasencia, Aldeanueva de la Vera, Losar, Navalmoral, Berzocana, Garciaz y la Herguijuela.
Fue abad de Cabañas entre 1591 y 1593. Siendo abad de Cabañas siguió confirmando en otras poblaciones como obispo auxiliar y un 20 de mayo, no sabemos de qué año, confirmó en Roturas a 81 personas.
Durante los años que estuvo en Roturas también celebró personalmente 13 bautismos y una boda. De estas partidas que recoge Narciso Fernández se obtiene información bastante interesante, aunque eso queda para otro post.
A Juan del Castillo también se le conoce por haber dotado al Hospital del obispo , que en realidad era una hospedería benéfica para los peregrinos y dispensario de primeros auxilios, y llamado así no por el maestro Castillo sino por Diego de Muros, obispo de Canarias. Juan del Castillo lo dotó de renta suficiente para que cada romero que iba a Guadalupe recibiera un panecillo de a libra. En 1621 el «padre portero» gastaba 3 fanegas de pan, un día con otro, y se daban zapatos a todos los romeros que los necesitaban.
Según Tiburcio García de Paredes, Juan del Castillo se retiró al final de su vida al Hospital del Obispo. Murió el 16 de junio de 1593 y está enterrado en el claustro de los priores guadalupenses (decimocuarta sepultura).
Jose Maria Suarez
Deja un comentario